Sobran políticos y sus respectivos gastos (cargos de confianza, mandos intermedios, coches oficiales, tarjetas de crédito para viajes...)
Sobran subvenciones a empresas definitivamente incompetentes y especialmente, a empresas de familiares de políticos.
Sobran subvenciones a ONG que para nada cumplen sus nobles objetivos y, por supuesto, a ONG de amigos de políticos y demás tenedores de carnés políticos.
Sobran empresas públicas que no realizan una labor pública (Bancos públicos, Televisiones públicas, Emisoras de radio públicas, Compañías aéreas, aeropuertos, puertos públicos...)
Sobran subvenciones a los sindicatos y a los partidos políticos. Que se financien con sus afiliados.
Sobran subvenciones a la Iglesia Católica y a otras religiones. Que se financien con sus feligreses.
Nota: Cáritas, Manos Unidas, Médicos del Mundo,... a estos, por ejemplo, sí hay que apoyarles... Esos y algunos como estos, sí cumplen.
Sobran políticas de "machaqueo" al empresariado, que es el que genera puestos de trabajo e impuestos para poder financiar el Estado de Bienestar que hemos perdido.
Dejemos ya de ser demagogos.
Es hora de empezar a llamar "al pan: pan, y al vino: vino". Me da igual cualquier partido político, que no sigan echándonos a pelear. Todos son unos "vividores".
Pido un sistema tributario más solidario: no gravar las rentas (producción), sino el consumo. Es decir: quien más consuma, que pague más impuestos, pero al que trabaja o invierte, que no le quiten ni un €uro.
"Adelgazando al monstruo público" y cambiando el sistema impositivo, viviremos en un mundo más próspero y más justo.